lunes, 25 de abril de 2011

Sean rejodidamente felices

La doctrina filosófica del hedonísmo (hedoné, placer en latín) estaba basada en la completa busqueda del placer, como fin último y único. En esta búsqueda del placer, habría una supresión absoluta del dolor como objetivo o razón de vida. No solo veneraban el placer en sus máximas consecuencias, si no que creían que nuestra vida debía estar dedicada completamente a su eterna búsqueda. Dentro de la Antigua Grecia, existieron dos escuelas de lo más curiosas que apoyaron estos creedenciales suculentos: La cirenaica y la epicureana. La primera afirmaba que los deseos personales se deben satisfacer de inmediato, sin tener en cuenta nada más que el placer de uno mismo. Epicuro por otro lado explicó que la felicidad proviene del placer. Pero no de cualquier placer, si no del placer continuo, eterno, el que excita los cinco seguidos de forma perpetua. Un placer exento de dolor, de cualquier aflicción. Afirmó que no había ningún placer que pudiese ser considerado maligno, pero si los medios para encontrarlo. Y una vez logrado este placer, en su búsqueda, aplicación y medición exacta, la felicidad acompañaría nuestra vidas.
Pero las teorías, teorías son. Y la práctica frente a esta no es más que otro gran dualismo. Lo instantáneo corrompe. Radica de nuestras últimas sensaciones que son la efervesencia de lo pasionalmente novedoso, de lo desconocido, casi me atrevería a decir de lo anecdótico. Mariposea, flota y jugetea, pero nunca se posa. No se entrega, cede y queda y entonces es cuando uno se da cuenta, de que Epicuro puede que tuviera razón, y que los placeres momentaneos dejan más vacío que sensaciones palpables. Dejan historias que al aferrarse a ellas, luego uno tambalea por su falta de consistencia. Dejan fogosidades que se extinguen con un soplido. Dejan maniqueísmos que combaten entre la luz y la tiniebla; la falta de racionalidad por la posesión de un ente superior a toda racionalidad humana a quien culpar por ciertos vicios y males. Dejan añicos de algo cuya reconstrución es mucho más compleja por la falta de calma en la deriva de una divulgación que supo a un emebelco muy seductor. Dejan mucha mierda que cuesta barrer. Es cierto. Pero hay veces que uno simplemente tiene que buscar o entregarse a uno mismo, al ajeno, y descubrir(se). Así como lo hizo Henri Lartigue, que captó en un mundo flotante un uno de mayo de 1931 a Golo y Simone volando por el jardín. Por encima del crugido de lo que cae cuando llega el cálido otoño. La hojaresca de dos que se quiseron, que se conocieron, que se besaron, y que exploraron. De dos que se abrieron, tuvieron, amaron y cuidaro. Y que giraron, giraron y siguieron girando sobre sí mismos hasta encontrarse entre ellos y nunca volver atrás. En un eterno amor. En un eterno placer. En una eterna magia. ¿Necesidad de una perpetua duración? Que coño más dará. Intentar ser feliz es jodido, lograrlo es ya rejodido, y que perdure, bueno, pues eso ya lo irá contando el tiempo.

Suena: Adele - One and Only "I dare you to let me be your one and only"

Bite Life

Por cada anuncio malo, hay uno que te inspira. Por cada tarde de biblioteca, hay un descanso donde te mueres de la risa. Por cada rosaleda de un vecino, hay una flor con la que sorprender a tu madre. Por cada minuto perdido en el coche, hay minutos escuchando música de la buena. Por cada vez que lloro, hay lametazos salados ricos por la cara. Por cada enfado, hay luego siempre una reconciliación dulce. Por cada chicle que te jode dar en el alma, hay un pequeño gesto de amor (o simplemente de generosidad). Por cada tanque que se fabrica en el mundo, se fabrican 131 mil peluches. Por cada céntimo gastado al teléfono, hay una noche recordada a base de risas. Por cada quemadura, hay una tarde tostadita tranquilamente al sol.  Por cada persona corrupta, hay ocho mil donando sangre.  Por cada cosa que se pierde, hay alguien que encuentra algo. Por cada mente brillante muerta, hay un legado que brillara aún más. Por cada lluvia, hay un charco en el que poder brincar. Por cada dolor de cabeza matutino, hay una buena noche por detrás. Por cada afonía, hay un músico que logró hacerte chillar hasta tu máxima capacidad pulmonar. Por cada examen, hay alguna cosa aprendida. Por cada agujeta, hay un polvazo que te hizo temblar. Por cada bolsa de valores que se desploma en el mundo, hay diez versiones de "what a wonderful world". Por cada interés internacional, al menos hay un pueblo que se situa bajo los focos de la agenda mediática y tiene cabida a la salvación. Por cada globo pinchado, hay otro que se estará inflando. Por cada dolor de pies, hay algún baile que te hizo dejar de pensar. Por cada dolor de oído, hay una canción que te hizo querer reventar el ipod. Por cada temeroso vuelo, hay un destino nuevo por conocer. Por cada viaje en autobús, hay alguna sonrisa desconocida regalada. Por cada revolución, hay un espíritu de lucha. Por cada periodista muerto en combate, hay una verdad más cerca de ser desvelada. Por cada hostión, hay algo aprendido. Por cada arañazo, hay un pequeño recuedo. Por cada año cumplido, hay un cúmulo de recuerdos más que almazenar. Por cada paseo en la calle, hay algún olor de pastelería que se te ha cruzado por el camino. Por cada fotografía, hay un instante congelado merecedor de ello. Por cada dictadura derrocada, hay un paso más a la democracia. Por cada nevada, hay un muñeco de nieve con una zanaoria de nariz y piedras de botón. Por cada tarrina de philadelphia, hay un paladar tocando lo exquisito. Por cada sonrojo, hay alguien que logra ruborizas. Por cada fallecimiento, hay alguien que descansa en paz. Por cada resaca, hay un vaso de agua fresca que sabe a gloria. Por cada serie acabada, hay alguien que ya está ingeniando otra. Por cada beso, rejuveneces. Por cada vez que pierde un equipo, hay otro que gana. Por cada científico que diseña un arma, hay un millón de madres haciendo pasteles. Por cada mancha de salsa en una camiseta, hay un rostro de algún manjar. Por cada mordisco, hay una seña de pasión. Por cada persona que dice que todo va a ir a peor, hay cien que está buscando tener un hijo. Por cada generación, hay una historia. Por cada verso de Neruda no leído, hay alguien que se identifica y es capaz de regalarselo a alguien. Por cada cambio, hay una novedad deliciosa. Por cada arruga que sale, hay muchos gestos de felicidad realizados detrás. Por cada muro, hay 200 mil taetes dando la bienvenida.

Suena: Gloria - Van Morrison

sábado, 23 de abril de 2011

Tu luego, mi mañana


En 1927 el matemático Huxley formuló el principio de incertidumbre que venía a decir algo así como que nada se puede predecir con exactitud; siempre queda un margen de incertidumbre en el conocimiento humano. El principio está relacionado con el hecho de que el observador por el mero hecho de ser testigo influye en la realidad que está observando, la altera e introduce una variable de indeterminación. Nada está escrito, la historia no ha terminado y este puede ser un buen comienzo, este puede ser un buen principio. Nunca es demasiado tarde.

Suena: Babylon - David Grey "If you want it, come and get it"

domingo, 3 de abril de 2011

Turning into something beautiful


Hace menos de un año reformamos parte de la cocina, el jardín y los baños. Lo denominado una muy buena obra. Escombros, un no parar de aspirar polvo, ruído, una radio sintonizada a dios sabe que coño, obreros andando y enseñando la raja del culo sin cesar y desorden. Una combinación que hace que tu hogar parezca de todo, menos un hogar. Ahora prácticamente me río cuando pienso en aquello que mi madre me repitió por minutos por si tenía el poco tacto de olvidarme de sus sentimientos: "Ni una obra más. Lo juro, lo juro, lo juro. Nunca más me meto en esta pesadilla. ¡Si es que encima hasta los expertos lo dicen, es de las mayores causes de depresión!". El viento en Isaac Albeniz 5 debe soplar muy muy fuerte porque sus palabras, literalmente, se las ha llevado el viento. En un mes volvemos a colocarnos opcionalmente en esa misma postura. Y encima esta vez una muy buena obra quedará substituido por un obrón de cojones. Dulce retorno a los escombros, un no parar de aspirar polvo, ruído, una radio sintonizada a dios sabe que coño, obreros andando y enseñando la raja del culo sin cesar y desorden. Me pregunto cual será el factor que nos hace olvidarnos de aquello que nos supuso un tramo indigerible y desagradable, y que a pesar de ello, volvemos deliberadamente a ello. Esas cuestiónes que nos provocaron una situación de profunda aversión y que a pesar de ello le volvemos a dedicar nuestro tiempo y esfuerzo. Como decía Huxley: "Revolcarse en el fango no es la mejor forma de limpiarse". Todo me resulta cuanto menos curioso. Y ya que dudo que sea capaz de encontrar la respuesta a eso y se me da mal quedar indemne de ellas decido jugar sucio y limpio simultaneamente y darle la inversa a esa cuestión que lleva flotando toda la mañana en mi cabeza cuando debería estar ultraconcentrada en mis prácticas universitarias. Bendito despiste. A mi primer planteamiento solo se me ocurre lo mítico: "El hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra". Una respuesta fácil a través de una frase hecha. Pero mi segundo planteamiento cada vez veo más y más claro la respuesta sin tener que escabullirme de reflexiones profundas y enrevesadas que en realidad poco van conmigo. Volteó la cuestión y me quedo con el por qué resulta tan jodidamente fácil repetir algo que es tan jodidamente bueno. Primeramente doy por hecho que el sabor aquí tiene mucho que ver. Soy muy dada a comer las hamburgesas, las pizzas, los filetes, casi todo, de fuera adentro (y aunque parezca un cerdo sin educación), básicamente porque creo que existe el bocado perfecto. El más jugoso y delicioso. Y como en esta vida generalmente lo que es bueno tarda en llegar, no me importa en esperar paciéntemente a que sea el último. Así no sólo me quedo con un buen sabor de boca, si no que si perdura, me habré queado con el sabor de la exquisitez que haya ingerido flotando por mi boca. El sabor por tanto es fundamental. Y cuando algo es bueno, va más allá de disfrutar y exstasiarte en el momento, si es bueno de verdad, logra durar un tiempo más para recordarte lo bueno del momento. Aunque ya ni siquiera esté delante. La otra cuestión es que directamente cuando hay algo que es bueno, ejerce de calidoscopio. La vida se deja de ver en blanco y negro y es un puto estallido de colores. De formas desproporcionadas y ridículamente graciosas. De estrellas y triangulos. De corazones y cualquier tipo de forma geométrica. Una bocanada de frescura y diferencia. Otra forma de ver la vida y querer aferrarse a ella, haciendo que no se cuenten los días, si no que ellos cuenten con el buen sabor y manchas de color que dejan. Hoy mí día sin duda es de color amarillo y sabe a algo tan dulce como tú después de ayer. ¿Qué día más rejodidamente bonito, no?

Suena: Yellow - Coldplay