Nos quejamos tantas veces, tantos días, tú no bajasta la basura, yo
nunca recuerdo apagar la luz del baño, que se nos olvida la dicha de
que pasan los días y las quejas y de que aún encontramos algo por lo
que protestar. Y cada vez que te digo que la basura rezuma y huele, sé
que te encogerás en el sofá, y que seré yo la que a las tanta de la
noche coja la bolsa repugnante y la bajaré rezogando, el brazo muy
lejos del cuerpo; y sabes que cuando abra de nuevo la puerta de
cubrire de insultos enorme e inofensivos, y que tendrás que echarme en
cara que olvidé de nuevo la luz del baño, y que luego la cuenta sube y
nuestro ahorros bajan y no viajaremos nunca a Buenos Aires.
Nos quejamos todo el rato, tú me arrojas las almohada cuando insisto
en despertarte por la mañana, esa absurda manía mía de que algún día
llegues a tiempo al trabajo, yo bostezo y me hago la dormida por las
noches, y protestas porque te arrastro a la cama en lugar de
permitirte trabajar un rato más, o jugar con el ordenador medio a
escondidas, y te pongo un libro en la mano y te obligo a que me leas
algo, y cuando me duermo me acaricias el pelo y sigues leyendo dos o
tres horas más, de modo que mi astuta treta no da resultado de nuevo y
he de levantarte lleno de sueño por las mañanas.
Nos quejamos del derecho y del revés, a mi madre y a tus amigos, que
se hacen los locos y no se toman nada en serio, ni mis cuitas ni tus
batallitas, y nos cobran contándonos sus penas que son siempre,
siempre, más importantes que las nuestras.
Nos quejamos constántemente, yo me levanto porque no quedó sabrosa la
cena, y busco en la queja un poco de ternura, que tú me digas que nada
importa, que cocino como un oso, pero que me quieres, y eso basta; y
pasan los días y el piropo no llega, y yo dejo de cantar mis
ineptitudes, porque no me llegan las palabras bonitas. Y pasan los
días señalados sin unas flores, o son que te acuerdes de que hoy hizo
un año, dos, siete y de pronto te enfurruñas porque hace dos días me
dejaste una nota escondida bajo el jabón del baño que no encontré.
Nos quejamos, pero olvidamos la delicia de enterrar mi cara en tu
espalda cuando me despierto en mitad de la noche y te siento respirar
y el mundo entero se organiza. Olvidamos agredecer el hueco de tu
clavícula que me sirve de almohada, y la mirada que se cruza en las
cenas aburridas, y los brazos con que calmas las lágrimas, y las
palabras con las que acaban tus preocupaciones, y la nostaliga inmensa
que nos asalta de pronto en el trabajo, solos, y las notas en la
nevera como ésta, con corazones ridículos dibujados con la mano
izquierda mientas con la derecha agito la basura, un momento antes de
librarme de ella y de pensar en terribles y atroces insultos con los
que quejarme." Espido Freire.
Suena: Angus and Julia stone - Big Jet Plane "Be my lover; Can I take you, take you higher?"