jueves, 31 de marzo de 2011

Bu.

Miro mis últimas entradas y todas son bastante escuetas o desganadas. Falta de tiempo o de interés, ya no sé lo que es. O sí. Creo que desde hace un tiempo mi cabeza ronda siempre por el mismo sitio. En él, en las ganas de verle, en las veces que le he visto y las que me quedan. En su forma de torcer el labio de arriba. En sus manos largas y finas que tienen la capacidad de colarse en todos lados. En el gesto que hace con la cabeza como echándola para atrás poniendo cara de sorprendido y acompañadolo de un ruido cuando le cuentas algo que al parecer le interesa. En su forma de recorrer mi cicatriz. Su forma de escuchar paciéntemente todas las batallas que le cuento. De no quejarse cuando me entrelazo con él y le cuelo mis pies fríos (que ya lo estarán tanto). En como paso de la risa al cabreo fictico con él en un segundo. Su forma de soltar una carcajada y medio cerrar los ojos a la vez. En el pequeño lunar que tiene cerca de su nariz. Su forma de compartir lo que tiene, y viceversa. En su forma de verle siempre bailoteando solo, deshinibido, como es él. Su forma de hacerme un hueco a su lado y encima de su hombro para dormirnos. Su forma de dar besos pero sobre todo recibirlos. Su forma de ruborizarse cuando le mimo. En la forma en la que parece que no hay cabida para el aburrimiento. En su forma de meterse la mano en los bolsillos cuando anda (y que a veces cuela y me deja meter la mía). En un compendio y cumulo de cosas que hace que me parezca ridículamente increibe él y todo lo que le rodea a veces. Dice que "Poco a poco iré sacando la cabecita, lo prometo, aunque no sea nada fácil..." pero lo que no sabe o no cree es que sí que tengo paciencia y que creo que hay a determinadas cosas que sí crees que son buenas de verdad, tienes que cuidarlas y dejarlas fluir, y la prisa lógicamente sobra. Fluyen solas y en la (nuestra) dirección acertada. A tú ritmo y gusto, que aunque tampoco lo creas, no es tan diferente al mío, y justo eso es lo que mola. Compartir la misma visión de demasiadas cosas con una persona, y aunque inicialmente no sea la misma, acabar teniendo un punto de encuentro. Un punto de calor que cada vez echo más de menos, porque cada vez afirmo que me apetece más y más. Aunque todo esto no fuese en aumento me daría igual, porque con lo que tengo vigentemente, raros son los días en los que no tengo una sonrisa cuando pienso en él o directamente puedo hablar con él que siempre acaban siendo conversaciones más largas de lo que deberían o un sin fin de privados que ya no tiene ni principio ni fin, y ni quiero que lo tengan. Poco me importa ponerme a responder ciertas cuestiones como a donde se va. Me encantaría decirle que era lo que llevaba mucho tiempo buscando, pero sería mentir. No lo esperaba ni buscaba ni quería. Ha sido mucho mejor que eso. Me ha cedido un pedazo de él y yo de mí, y la porción que tengo suya empieza a ser cada vez más de mi agrado y necesidad.
Ps: Vuelve, que tu sitio está en cualquier cueva, pero conmigo.

Suenas: Directamente tú.